XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX
XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX
XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX

Yannis Ristos ( Grecia, 1909 - 1990)
















Teatro antiguo


A mediodía, cuando se encontró en el centro del antiguo teatro,
aquel joven griego, seguro de sí mismo,
tan hermoso como sus antepasados,
lanzó un grito (pero no de admiración; admiración
no sintió en absoluto, y si la hubiera sentido,
no la demostraría de seguro); simplemente, un grito,
puede que de la alegría indomable de su juventud,
o para probar la resonancia del lugar. Enfrente,
de lo alto de los acantilados, el eco contestó
- el eco griego que ni imita ni repite,
sino que sencillamente continúa, desde altura incalculable,
el eterno clamor del ditirambo.-


*****


Gris y blanco


Por la tarde, el café estaba vacío. Se sentó solo y
esperó,
exactamente detrás del vaso de agua, sintiendo
las sillas vacías, y los cristales que se oscurecían,
los ruidos pequeños que se detenían en el primer
escalón
de la puerta, sin pasar adentro: una espera que había
estado tan clara,
ahora indefinida, incumplida, boca abajo. Enfrente de
él,
sobre los árboles del parque, se levantó la luna
grande,
profunda, oscura, detrás de los cristales; una luna
también de cristal,
que puso una mancha cárdena en la frente de la mujer,
que se había sentado en silencio en el asiento
contiguo.
Levantó el vaso. El agua estaba tibia. La luna, tibia
también.
Tendría que vaciar las dos. La mano de la mujer
estaba totalmente blanca.

No hay comentarios: